La artrosis es una de las patologías reumáticas con mayor incidencia en la población y con un elevado impacto en la calidad de vida del paciente, no solo por el dolor que genera sino también porque afecta directamente a la movilidad.  Entre las causas más comunes de la artrosis se encuentran el sobrepeso, la edad y las debidas a la propia genética del paciente. Si bien algunos de estos factores desencadenantes no pueden evitarse, otros como el envejecimiento prematuro por falta de ejercicio físico y el sobrepeso generado por desórdenes alimenticios sí pueden controlarse, reduciendo el riesgo de padecer la enfermedad o de que esta avance.

En la consulta de fisioterapia de Centro Médico Sanugal, en Ourense, también nos hemos encontrado con el caso contrario. Personas jóvenes que realizan una intensa actividad física o que son deportistas profesionales, y que someten a sus articulaciones a un elevado esfuerzo, lo que puede provocar el envejecimiento por sobrecarga extrema. En algunos casos, este hecho puede estar provocado por un entrenamiento inadecuados.

Por todo ello, los fisioterapeutas de Sanugal recomiendan acudir al médico ante los primeros síntomas de dolor articular, ya que con un diagnóstico temprano y adecuado, la artrosis puede ser controlada con técnicas de fisioterapia que tratan de reducir el dolor y evitar que la situación termine siendo incapacitante.

La fisioterapia en el tratamiento de la artrosis

  • Programa de ejercicios terapéuticos. El fisioterapeuta, atendiendo a las particularidades del pacientes, establece una serie de ejercicios con los que se busca desarrollar la musculatura y la amplitud articular.
  • Actividad deportiva. Además de los ejercicios terapéuticos, el fisioterapeuta valorará la oportunidad y beneficios de que el paciente realice actividad deportiva: natación, caminar, bicicleta…
  • Terapia manual en los casos que sea preciso relajar de modo intenso la musculatura que se inserta en la articulación afectada, mejorando así tanto su movilidad como disminuyendo la sensación dolorosa.
  • Técnicas de relajación. El fisioterapeuta enseña al paciente una serie de prácticas para relajar la musculatura. De esta forma el umbral del dolor se incrementa y disminuye la sensación de molestias.
  • Educación postural, especialmente orientada al puesto de trabajo y a las actividades de la vida cotidiana, ayudan a llevar una vida activa sin empeorar la sintomatología.
  • Termoterapia, tanto en la consulta como en el domicilio del paciente.

Estas son solo algunas de las opciones de t
ratamiento que pueden ayudar a mejorar los síntomas de artrosis. Por supuesto existen otras técnicas de fisioterapia que los especialistas desarrollan en consulta, siempre teniendo en cuenta el caso concreto que presente el paciente.

Aunque pueda parecer extraño, es habitual que un paciente que acude a consulta por dolor de rodilla y es diagnosticado de artrosis en esa rodilla, también padezca de artrosis en la otra rodilla y sea precisamente la que no le duele la que esté más afectada. Esto sucede porque un golpe o un sobreesfuerzo desencadena la aparición de síntomas hasta ahora ocultos.