La evidencia científica empieza a concluir que una dieta sana y equilibrada puede ayudar a prevenir problemas respiratorios como es el caso del asma. Aunque es necesario seguir investigando en este campo, se reafirma la importancia de la dieta en la prevención y tratamiento de problemas de salud.

¿Qué relación existe entre el asma y la dieta?

La relación del asma con distintos alimentos viene siendo investigada desde hace años. Un estudio llevado a cabo conjuntamente en Melbourne (Australia) por la Monash University y la Universidad de Tasmania, apoya la tesis de que un determinada dieta puede proteger frente al asma. Los autores de este estudio detallaron e artículo publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition (Vol. 78, núm. 3, 414-421) que los adultos jóvenes que incluyen en su dieta una buena proporción de leche de vaca y fruta (especialmente peras y manzanas) «detentan una menor probabilidad de desarrollar complicaciones pulmonares como el asma». Por contra, subrayan que las bebidas de soja se asociaron en este estudio a una mayor aparición de crisis asmáticas.

El estudio, basado en la comunidad, reclutó en 1999 a 1.601 individuos con edad media de 35 años y según el censo electoral federal de la ciudad de Melbourne. A través de cuestionarios específicamente diseñados, los investigadores indagaron en la relación que los episodios pulmonares guardaban con determinadas dietas. Los análisis regresivos identificaron, además, el impacto de 25 nutrientes distintos y 47 grupos de alimentos en las enfermedades pulmonares.

La leche entera se asoció, por ejemplo, con un 34% menos de riesgo asmático, y redujo el diagnóstico médico de asma o atopia en un 30%. Las bebidas a base de soja, por el contrario, doblaron la incidencia normal de asma en la comunidad. Manzanas y peras también protegieron frente al asma, pero los autores subrayaron que «no se ha demostrado aún que una modificación dietética tenga efectos favorables sobre el asma». Este no era el objetivo del estudio, añadieron, por lo que habría que diseñar un ensayo específicamente en tal sentido.

¿Afecta el estilo de vida moderno al riesgo de padecer asma?

En las últimas décadas la incidencia de asma crece en todo el mundo industrializado, y se piensa que el estilo de vida moderno pudiera ser responsable de semejante tendencia. En lo que a alimentación se refiere, los fisiopatólogos especulan con que la moda de sustituir las grasas lácteas por productos con grasas poliinsaturadas puede barajarse como factor predisponente del asma, mientras que los flavonoides de frutas como peras y manzanas pueden ejercer un papel protector.

Aun sin datos que avalen científicamente esta intuición, un estudio holandés demostró recientemente que niños que bebían leche entera y tomaban mantequilla en vez de margarinas estaban mejor protegidos contra el asma que los que evitaban este tipo de alimentos. Ingerir zumos de fruta, verduras y pescado se asoció también con menos casos.

De nuevo en Oceanía, la revista Thorax publicó en 2001 otro estudio epidemiológico sobre la elevada prevalencia de asma en dos ciudades australianas: un 20% en niños de tres a cinco años. El riesgo de asma aumentaba si se tenía un pariente asmático, si se habían sufrido infecciones respiratorias antes de los dos años o si la dieta era rica en grasas poliinsaturadas. Por el contrario, disminuía si la lactancia había sido materna o si se tenían tres o más hermanos. Con todo, la lactancia materna no se comporta siempre como un factor de protección frente al desarrollo de atopia y asma, pudiendo aumentar incluso el riesgo de aparición.

Sears y cols. publicaron, también, un artículo en la revista Lancet (2002; 360: 901-907) en el que recomiendan la lactancia materna para reducir la probabilidad de atopia y asma en la infancia. Pese a los resultados obtenidos, los autores señalan que «las pruebas científicas que apoyan esta recomendación son escasas y los resultados de varios estudios observacionales no son consistentes».

Los autores investigaron en este caso a un millar y medio de ciudadanos de Dunedin (Nueva Zelanda). El 45% recibió lactancia materna por un mínimo de cuatro semanas y a la edad de nueve años la posibilidad de haber sido diagnosticado de asma, padecer la enfermedad o haber experimentado recientemente episodios de sibiliancias, fue mayor en los alimentados mediante lactancia materna. El efecto de padecer asma se mantuvo además hasta los 26 años.

Por otra parte, un estudio español asegura que los niños pequeños que toman cereales siendo aún lactantes tienen más posibilidades de padecer asma cuando sean mayores. Los autores de este trabajo presentado en un congreso de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, abogan por alimentar exclusivamente con leche materna durante los seis primeros meses de vida como mejor forma de proteger el sistema inmunitario.

Estas conclusiones las extrajeron de un análisis sobre más de 16.000 pacientes adultos, cuyos resultados demostraron que entre quienes habían sido alimentados con cereales en su lactancia, el 85% había desarrollado asma una vez alcanzada la madurez. Por el contrario, el porcentaje de asmáticos entre quienes se habían alimentado exclusivamente con leche materna hasta los seis meses fue sólo de un 15%.

Para explicar este fenómeno, argumentan que los cereales tienen antígenos cuyas características son similares a los del polen de las gramíneas, una de las plantas que mayores reacciones alérgicas provoca entre la población adulta. Basta decir que estas plantas constituyen el 20% de la superficie vegetal. La exposición precoz a los cereales podría llegar a sensibilizar al organismo del bebé y predisponerlo a la alergia.

Los dietistas nutricionistas de Centro Médico Sanugal están en formación constate para conocer como las investigaciones van relacionando la incidencia de determinadas enfermedades con algunos problemas de salud. Con respecto al asma y su relación con la dieta, lo cierto es que es necesario que se sigan realizando nuevas investigaciones; pero una vez más, los estudios realizados demuestran la importancia de llevar una dieta equilibrada y sana.