El envejecimiento lleva asociada la aparición de enfermedades crónicas, algunas de carácter neurodegenerativo. Diversos estudios indican que un porcentaje cercano al 20% de la población sufrirá alguna enfermedad neurodegenerativa, tipo esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, esclerosis lateral amiotrófica y enfermedad de Alzheimer. 

Estas patologías están caracterizadas por un daño progresivo e irreversible en el tejido nervioso que va mermando las capacidades de la persona que lo padece. Por tanto, nutrientes, hábitos o efectos que puedan relacionarse con el adecuado mantenimiento de las estructuras nerviosas son beneficiosos a la hora de una posible prevención en la aparición de estas dolencias o de un enlentecimiento en el avance de la sintomatología, una vez ya diagnosticada la enfermedad.

En lo que se refiere a nutrición, no es fácil etiquetar a nutrientes por separado con un efecto beneficioso o dañino, sino que es el conjunto de toda la dieta junto con unos hábitos globales de vida saludables, un correcto estado nutricional y una base genética que nos sea propicia lo que contribuye a una buena salud neurológica.

Alimentos recomendados en enfermedades neurodegenerativas

Son muchos los alimentos que contienen sustancias beneficiosas a nivel neuronal, y pertenecen a casi todos los grupos de alimentos: cereales, leguminas, hortalizas, frutas, aceites de semillas, frutos secos, carne, pescado, lácteos, huevo, hígado, verduras de hoja, levadura de cerveza, pescado azul, etcétera. Por ello, no se debe ofrecer a los pacientes un listado de  alimentos recomendados y no recomendados en estas situaciones, sino más bien un estilo de vida saludable que incluya un consumo razonable de estos productos.

De forma general si podemos indicar que vigilar la ingesta de:

  • Glucosa: recomendable en forma de cereales, patatas, leguminas, hortalizas, etcétera. Cuidado, porque el exceso no es recomendable.
  • Alimentos ricos en fosfolípidos presentes en hígado, sesos, corazón, yema de huevo…
  • Alimentos ricos en antioxidantes: la vitamina E se encuentra principalmente en aceites de semillas, frutos secos y yema de huevo. La Vitamina C y A están presentes en frutas, hortalizas y verduras coloreadas. Cuanto más color, mejor. Así la zanahoria, naranja, kiwi, tomate, fresas, espinacas… son buenos ejemplos de contenido vitamínico. Cuidado con su destrucción por calor, luz solar o retirada de agua de cocción.
  • Colina: además de formar parte de los fosfolípidos, sirve para fabricar acetilcolina, neurotransmisor implicado en la memoria, por lo que su implicación en estas dolencias es doble. Se encuentra presente en yema de huevo, hígado, soja, carne, leche y cacahuete principalmente.
  • Acido fólico, piridoxina, cianocobalamina:  vitaminas incluidas dentro del grupo B que intervienen en el buen funcionamiento del sistema nervioso. Su deficiencia puede provocar algunas alteraciones neurológicas. Está en alimentos de origen animal: carne, pescado, lácteos y huevos. El ácido fólico está en verduras de hoja verde, levadura de cerveza, hígado. Vitamina B6 se encuentra ampliamente distribuida en la naturaleza y, por tanto, en alimentos de origen vegetal, cereales integrales y frutos secos.
  • Ácidos grasos poliinsaturados omega 3 presentes especialmente en el pescado azul.
  • Uridina: es una molécula que posee componentes que forman parte de la mielina que recubre parte de las neuronas y permite que se transmitan los impulsos nerviosos. Hay cantidades significativas de uridina en carnes, pescados y legumbre

Recomendaciones generales ante enfermedades neurodegenerativas

 

  • Apuesta por un menú variado y colorido. Es más importante tomar una dieta con abundante contenido de alimentos de origen vegetal, acompañando de más pescado que carne, haciendo hincapié en el pescado azul, que estar seleccionando uno a uno alimentos que contengan más o menos de un nutriente concreto. En definitiva, escoger un menú ajustado a cada situación y que ayude a proporcionar o mantener un adecuado estado nutricional de la persona, consiguiendo un peso adecuado y evitando los extremos, tanto por exceso como por defecto. Todo ello acompañado del uso de vegetales: legumbres y hortalizas y pescado.
  • Adapta la dieta a tu enfermedad. Una vez instaurada la enfermedad neurodegenerativa, ella misma, también puede condicionar la alimentación y una posible desnutrición y carencia de elementos protectores si las características, tanto nutricionales, como físicas o gastronómicas no se ajustan bien. Por ejemplo, hemos hablado de la importancia de las vitaminas antioxidantes contenidas en frutas coloridas y tomadas en crudo. Si una persona afectada de enfermedad de Alzheimer no puede comer entero, habrá que triturar estas frutas, pero en crudo.
  • Cuidado con los suplementos alimenticios. Existen algunos nutrientes que se suplementan en embarazo y lactancia de manera más o menos protocolizada. Por ejemplo los ácidos grasos omega 3, el ácido fólico, el yodo, el hierro según las reservas previas, etcétera. Si bien estos complementos están estudiados y son recomendables, el resto de suplementación para la mejora o prevención de patologías neurológicas,no está justificada ni demostrado, hoy en día, que aporte beneficios.
  • El estilo de vida saludable. Para prevenir las enfermedades neurodegenerativas debemos adquirir como hábitos acciones como realizar actividad física de forma diaria, no fumar, no tomar drogas, emplear nuestro tiempo libre en actividades que nos satisfagan, vivir en ambientes poco contaminados, evitar el estrés, mantenernos activos física y mentalmente, etcétera. Una tendencia que parece difícil de adoptar hoy en día, pero que constituye la mejor de las terapias antienfermedad.