Cada 13 de junio se celebra el Día Europeo para la Prevención del Cáncer de Piel, una enfermedad cuya incidencia continúa aumentando y sobre la que sigue siendo necesaria una intensa labor de concienciación para su prevención. Ese es, precisamente, uno de los objetivos que nos gustaría lograr con este post.

¿Qué es el cáncer cutáneo?

Se define como el crecimiento incontrolado de células de la piel que se puede diseminar hacia otros tejidos u órganos. Existen dos tipos de cáncer cutáneo:

· Los tumores que derivan del epitelio (capas de células que recubren los órganos huecos y las glándulas, así como la superficie exterior del cuerpo con una función de protección). Son conocidos como cáncer cutáneo no melanoma y existen tres subtipos: carcinoma basocelular, carcinoma espinocelular y queratosis actínica. Se estima que 1 de cada 5 personas desarrollará este tipo de cáncer a lo largo de su vida.

· Los tumores que derivan de los melanocitos (células que producen melanina, un pigmento presente en la mayoría de los seres vivos y que tiene un papel fundamental en la protección frente a los efectos nocivos de la radiación ultravioleta). Es el tumor cutáneo más maligno que se conoce, pero no hay casi espacio para el catastrofismo, ya que con un diagnóstico precoz la supervivencia alcanza el 96%. Aunque su incidencia se ha multiplicado por 1000 en los últimos 20 años, su pronóstico suele ser favorable. En España, donde el melanoma es más habitual en mujeres, como ocurre en el resto de Europa, cada año se diagnostican aproximadamente 3.200 nuevos casos, según datos de la Academia Española de Dermatología y Venerología.

Es en este tipo de tumores, los melanomas, en los que nos vamos a centrar a continuación, porque aunque la mayoría de nosotros tenemos la idea de que el cáncer de piel es un lunar malo que aparece a causa del sol, lo cual no es del todo incierto, la cuestión es mucho más compleja.

3 cosas que debemos saber sobre los melanomas

  1. El melanoma no aparece siempre en la pielSi bien es lo más frecuente, puede detectarse en otras partes del cuerpo, como los ojos o las mucosas, generalmente del tracto digestivo, respiratorio o genitourinario. Mientas el melanoma ocular sí tiene relación con la exposición solar, el melanoma en las mucosas no; son casos excepcionales que representan el 1% de los melanomas y suelen aparecer en personas mayores.
  2.  El melanoma no siempre va asociado a un lunar ni a zonas expuestas al sol. Aunque es necesario revisar los lunares al menos una vez al mes siguiendo la Regla del ABCDE (Asimetría, Borde, Color, Diámetro y Evolución), hay que tener en cuenta que los melanomas pueden aparecer fuera de los lunares ya existentes. Por lo que en esas revisiones hay que estar atentos a la aparición de nuevos lunares, manchas o incluso bultos en zonas que no están expuestas al sol tanto como la cara o las extremidades, pueden aparecer, también, en pies, glúteos, detrás de las orejas…
  3. Los melanomas no siempre presentan un color entre marrón y negroSe conocen como melanomas amelanóticos y pueden ser de un color rosado o color carne, lo que dificulta su detección y diagnóstico precoz.

Dos minutos pueden salvarte la vida

Si al menos una vez al mes revisamos nuestro cuerpo podemos favorecer la detección precoz de la enfermedad, e incluso salvar nuestra vida. A continuación os presentamos un breve protocolo para que esa revisión sea más sencilla y efectiva:

  • Empezar por la cara, sin olvidarse de la nariz, los labios, la boca y las orejas (también por detrás);
  • Continuar por el cuero cabelludo;
  • Revisar la parte interna y externa de los brazos, comenzando por las axilas y bajando por el codo hasta llegar a las manos y también entre los dedos y las uñas;
  • Seguir por el cuello, el pecho, el resto del tronco y la espalda empezando desde los hombros hasta la zona lumbar;
  • Revisar los glúteos y la parte de atrás de las piernas, bajando hasta los talones, sin olvidar los genitales y la parte superior de los pies;
  • Terminar analizando la planta de los pies y las zonas entre los dedos y las uñas.

Consejos para prevenir el cáncer de piel

La prevención es el mejor tratamiento de cualquier enfermedad. Aunque tener la piel clara, sufrir quemaduras, tener antecedentes familiares o inmunodepresión, son algunos factores de riesgo, nadie está libre de poder padecer cáncer de piel. Una serie de rutinas, que realizarlas tampoco lleva mucho más de dos minutos, pueden ayudar a prevenir esta enfermedad:

  • Usar gafas de sol aunque no moleste la intensidad de la luz; así como complementos de protección como gorras o sombreros;
  •  Antes de salir de casa, también en invierno, se recomienda el uso de cremas de protección solar;
  • Las sesiones de solárium son uno de los enemigos de la piel, evítalas;
  • Entre 20 y 30 minutos antes de ir a la piscina o la playa aplica el protector solar y repite su aplicación cada dos horas y tras el baño sin olvidar ninguna parte del cuerpo. Y por supuesto, nunca uses un protector de la temporada pasada
  • Pide consejo a tu dermatólogo sobre el factor de protección más adecuado para tu tipo de piel.
  • Nunca exponer al sol a menores de tres años.