Cuando pasamos un buen rato dándonos un baño en la piscina o el mar o incluso en la bañera o en la ducha vemos como la piel de las manos y los pies se arruga. ¿Sabes por qué ocurre esto? Vamos a intentar contártelo brevemente en este artículo.
La piel de nuestro cuerpo está recubierta por una capa de aceite llamada sebo. Al estar en contacto con el agua esta capa va desapareciendo provocando una sobre absorción de agua que llega hasta la capa más externa de la piel y genera su rugosidad.
Sin embargo existen otras explicaciones alternativas. Algunos estudios, como el publicado en la revista Behaviour and Evolution concluyen que además de la eliminación del sebo, las arrugas son una respuesta del sistema nerviosos simpático que contrae los vasos de la zona al entrar en contacto con el agua. Se trata, por tanto, de una respuesta evolutiva de nuestro cuerpo, de un mecanismo natural de defensa, para agarrar mejor los objetos bajo el agua. En dicha investigación se afirma que las arrugas de las yemas de los dedos crean canales que sirven para drenar el agua mientras presionamos los dedos contra una superficie mojada para agarrarnos. De esta forma la superficie de contacto de nuestro cuerpo con la superficie a la que queremos sujetarnos aumenta permitiendo moverse con más seguridad.
En algunos estudio de los años 30 del siglo XX, se demuestra que las personas con daños en los nervios de los dedos no experimentan esta circunstancia. No es un fenómeno único de los humanos, los monos macacos, también responden de la misma manera.