Aunque pueda parecer una obviedad no está de más recordarlo. Ninguna enfermedad se cura con la alimentación; ni el Parkinson, ni el cáncer… Sin embargo, la alimentación es fundamental para prevenir o reducir las molestias que conllevan las diferentes enfermedades.  Así, por ejemplo, una investigación científica concluye que el consumo de antocianinas, muy presentes en los frutos rojos, podría ayudar a prevenir la enfermedad de Parkinson. Pero lo importante es saber que una vez diagnosticada la enfermedad y establecer el tratamiento indicado hay que prestar especial atención a la dieta.

Los pacientes con Parkinson necesitan una dieta controlada por dietistas nutricionistas

El control de la dieta por parte de dietistas nutricionistas profesionales se vuelve especialmente importante en los pacientes que sufren esta enfermedad, ya que pueden presentar dificultades para comer, masticar… y es, también, muy frecuente que padezcan estreñimiento.  Algunos comen poco y  beben poca agua lo que agudiza este problema. Y por encima, esta molestia puede agravarse con algunas medicaciones. En este caso, los dietistas nutricionistas recomiendan una abundante ingesta de líquidos y aumentar el consumo de fibra, preferiblemente la proveniente de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres…
El fármaco utilizado para esta enfermedad es levodopa que interfiere con las proteínas. En los casos en los que el paciente no responde al tratamiento puede ser necesario que elimine el consumo de proteínas durante el desayuno, el almuerzo y la comida, teniendo que consumir los alimentos ricos en proteínas durante la cena.

 Alimentos desaconsejados para pacientes con enfermedad de Parkinson

Entre los alimentos desaconsejados por dietista nutricionistas destacan los siguientes por su elevado contenido en colesterol o en grasas saturadas:

  • Carnes. Las más grasas (cerdo y ternera grasos, pato), carnes ahumadas o curadas, charcutería (salchichas, foie gras, patés), vísceras, pescados adobados, salazones, ahumados, escabeches…
  • Frutas. Frutas confitadas y escarchadas.
  • Bebidas. Bebidas alcohólicas, café, bebidas energéticas y otras bebidas estimulantes (con extractos de guaraná, té fuerte, etc.).
  • Grasas. Manteca, tocino y sebos, aceites de coco y palma (sobre todo, en repostería industrial), manteca de cacao y productos que la contengan (chocolate, pralinés).
  • Otros productos. Snacks (ganchitos, gusanitos, patatas chips, etc.) y productos de comida rápida (hamburguesas, perritos calientes, pizzas precocinadas), productos de pastelería y repostería rellenos o bañados en soluciones azucaradas, chocolateados, etc. También están contraindicados los alimentos con doble textura líquido-sólido (sopas con fideos, fruta en conserva con jugo…) por el riesgo de atragantamiento.