Una pregunta frecuente en nuestra consulta de podología es la referida a los motivos por los que se duermen los pies. Existen varias razones que explican esta desagradable e incluso angustiosa sensación de hormigueo en los pies. La más frecuente es el uso de un calzado poco adecuado y demasiado ajustado o simplemente el hecho de llevar mucho tiempo en la misma posición; aunque puede ser, también, consecuencia o síntoma de enfermedades neurológicas o vasculares.

La sensación de adormecimiento se conoce también como parestesia y puede producirse en otras zonas del cuerpo además de los pies, como manos, dedos, piernas, brazos, y en la mayoría de los casos suele durar muy poco tiempo, lo cual no debe restarle importancia.

En el caso de que se sienta dolor, sensación de calor y entumecimiento en los miembros, existe una posibilidad de parestesia crónica. Esta está relacionada con lesiones nerviosas traumáticas o una enfermedad neurológica y un desarreglo que afecta al sistema nervioso central. Enfermedades como la esclerosis en placas, accidente isquémico transitorio, encefalitis y mielitis transversa son los culpables de estas parestesias dolorosas. Las lesiones o tumores que presionan la médula espinal o el cerebro pueden ser también la causa de estos síntomas. Además, el síndrome del canal carpiano puede causar daños en los nervios periféricos, que causan dolor y síntomas de parestesia. Existen, además, causas neurológicas como tumor cerebral, alcoholismo, neuropatía diabética, accidente vascular, traumatismo medular, anemia perniciosa o malformación arteriovenosa, que tienen entre sus manifestaciones el adormecimiento de las extremidades,lo cual también puede tener su origen en problemas ortopédicos como daños en el cuello y en la espalda, la compresión del nervio, la enfermedad degenerativa del disco, fracturas óseas y osteoporosis.

Pero existen otras razones que no albergan gravedad  y que son las que realmente nos interesan en este post. La sensación de adormecimiento en los pies también se puede deber al uso de un calzado inapropiado. En este sentido,  Lucía Fernández, podóloga de Centro Médico Sanugal insiste mucho a nuestros pacientes en que usen zapatos adecuados a su pie y nunca calzado ya usado por otra persona por muy de confianza que sea, y recomienda usar zapatos fabricados con materiales que se ajusten lo máximo posible al piel para evitar otros problemas como, por ejemplo, los juanetes o los dedos en garra.

Aunque los zapatos más adecuados son siempre los de cordones por su ajuste al pie, hay que tener en cuenta no hacer una lazada demasiado apretada que afecte a la correcta circulación y movilidad del dorso del pie.

Evitar los pies dormidos supone evitar que las arterias de las piernas que dan aporte sanguíneo al pie se compriman; así que lo mejor es mover las piernas con frecuencia y en el momento en que empecemos a notar que los pies se duermen cambiar de posición cuanto antes.

Las personas con problemas circulatorios son más propensas a sufrir la sensación de pies dormidos. En su caso, para favorecer la circulación es aconsejable, al final del día, masajear los pies y/o realizar baños de contraste de agua fría – agua caliente. Estos dos pequeños trucos puede seguirlos todo el mundo, además de mejorar la circulación ayudan a la relajación.

Por supuesto, no te sientes sobre los pies y las piernas.